¿Ansiedad o Temor? Post Covid-19

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Temor Covid-19

Mi definición de “ansiedad” es sinónimo de “anticipación”, la cual puede generar diversas emociones como el miedo. Muchas veces, padecemos de esta ansiedad al pensar cosas que no pertenecen al presente, sino que se sitúan en el futuro. Cuando la ansiedad se vuelve intensa, podemos decir que esta emoción no se encuentra controlada, pudiendo generar muchas veces malestares físicos y conductuales como conductas de escape o evitación, o respuestas físicas como taquicardias, sudoración, tensión muscular, sensación de no poder respirar bien, entre otros.

Dicha esta definición y aclaración del desequilibrio emocional que produce la ansiedad, me gustaría abordar la ansiedad post COVID-19. Con ello hago referencia a las personas que han padecido COVID-19 (coronavirus), y que luego de recuperarse han experimentado sensaciones de temor, pensamientos automáticos anticipatorios generados por el proceso de la enfermedad (en muchos casos con una connotación traumática) como tener pensamientos de que puedan volver a padecerlo. Esto se asemeja a un estrés post traumático, pero no es exactamente esto, sino una reacción de estrés agudo.

Entonces, ¿qué sucede con algunas personas que superan el COVID-19 (de forma traumática, por algunas limitaciones que acontece el sistema de salud en esta coyuntura)?

Una vez recuperados, es normal que las personas tengan cierto temor y ansiedad (preocupación a futuro) de que vuelvan a enfermarse, lo que podría generar una asociación entre la situación y los síntomas que padecieron. Por ejemplo, si los primeros síntomas que tuvo una persona (que ya superó el COVID-19) fueron por la mañana cuando recién despertaba, esta puede padecer de una generalización, es decir, su mente se encontrará a la defensiva y habrá una tendencia a estar en ansiedad solo por las mañanas (por más que ya no tenga la enfermedad) por temor a volver a contraerla y volver a pasar todo el proceso traumático que vivió. Así mismo, puede pasar por las noches, temor o ansiedad al dormir y despertar con la creencia irracional de tener nuevamente este mal. Así, su mente recrea esa situación en base a pensamientos automáticos como el hecho de volver a sentir los síntomas y tener que revivir el evento traumático.

En el caso de que se dé este llamado “condicionamiento clásico”, es necesario que sea tratado en psicoterapia para “desvalidar” ciertos pensamientos y tener emociones más funcionales. En otros casos, si los malestares conductuales y físicos son fuertes (limitan nuestro día a día) podríamos recurrir a una terapia mixta:  terapia medicamentosa y psicoterapia. Es muy importante analizar este tipo de casos, que son “nuevos” debido a esta nueva realidad que estamos viviendo.

Escribo este artículo con la finalidad de normalizar estas emociones post COVID-19, ya que, si bien es cierto pueden llegar a ser perturbadoras, pero también son pasajeras.

Las recomendaciones siempre serán las siguientes: acudir a sesiones de psicoterapia, acudir a un médico psiquiatra en caso los síntomas sean muy fuertes, realizar ejercicio leve (en la medida que sea posible), buscar nuevos objetivos, volver a nuestra normalidad, también dando un espacio al entretenimiento y, sobre todo y más importante, seguir las pautas de bioseguridad y salubridad para evitar contagios, contagiar o contraer nuevamente este mal.

Daniel Acuña Bustamante
Psicólogo – Psicoterapeuta

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